martes, 13 de enero de 2009

Seré Carlos por todos los siglos venideros

Como ya no es un secreto, ni es tampoco terriblemente importante, para la posteridad y para los próximos siglos, mi nombre es Carlos.
A mi me pusieron el nombre de Carlos por una razón muy practica. Había en nuestra familia otro tío de los que llaman segundos, por ser hermano de una prima de mi madre, este era “cuerdo” y llamado Carlos. Con barba puntiaguda de la época en que reinaba Carolo, y gafas gruesas como culos de vaso. Mi madre llego a creer que el tal tío Carlos era un ricacho y le dijo a mi padre que seria una buena estrategia hacerle mi padrino.
Cuando al tal tío le dieron la noticia de que el seria el padrino, dio un discurso tan empapado de emoción que incluso los cristales de sus gafas quedaron cegados, dijo que estaba abrumado por aquel detalle tan sentimental, y me intuía un futuro de color de rosa ligado a el.

Dos semanas más tarde vino a instalarse en mi casa con maleta y todo. A medida que pasaba el tiempo, mi madre intuyo que tío Carlos estaba sin blanca, y que ya incluso debía dinero a mi padre.

Mi padre se ofreció a echarlo de casa, pero mi madre pensó que seria una equivocación.
Dijo que había leído de muchos casos en que los hombres ricos llevaban una vida miserable y que, cuando morían, dejaban a sus herederos unas fortunas tremendas.

Bien, pues se quedo con nosotros unos dos años mas, según me cuentan mis padres cada vez que tienen un ataque de histeria. Decía mi madre que durante aquellos dos años que estuvo en casa ya tenia la mejor habitación, y que a mi padre le debía una cantidad fuera de lo normal en préstamos

A los dos años cumplidos, mi madre admitió finalmente que tío Carlos había sido una gran equivocación y ordeno a mi padre que lo echara de casa. Pero el tío Carlos lo resolvió todo diñandola y haciéndome a mi su único heredero. Sus bienes, cuando fueron comprobados, consistieron en una bola de billar adquirida seguramente en una sala de billares, una cajita de píldoras para el hígado y una percha de plástico jajaja

Pero, a favor de mi tío, tengo referencias de que siempre fue llamado doctor Carlos…era un hombre apuesto y de ojos azules…y lo único malo era su barba de pico puntiagudo.
Y esta ha sido la historia del porque me llamo Carlos

4 comentarios:

Mónica dijo...

Pues es una historia muy interesante y me ha gustado mucho la anécdota de ser el único heredero jajaja. Imagino que aún conservarás la bola de billar.

Un besito.

PD: mi signo es aries se nota por la mala leche no? jajaja

Carmina dijo...

pues bonita anecdota, la verdad es que si todos supieramos porque nos ponen nuestro nombre... el mio esta ligado a toda una generacion de mujeres de mi familia, la primogenita de la generacion heredaba tambien el nombre, asi que mi madre fue obligada a ponerme el pomposo nombre de carmen que ya lucian, ella, mi abuela, mi tatarabuela, y la de mas alla asi hasta ocho o nueve generaciones atras, pero como se resistia, despues de puesto el nombre dijo ufana, pero se llamara Carmina... y asi me llamo yo como la opera, la verdad que solo me han llamado carmen en la universidad y siempre tenia la impresion de que le hablaban a otra... lo del heredero unico ha sido gracioso, creo que mi madre lo que temia era que la desheredaran por una cursilada tan grande...eres unico chato..

Selket dijo...

Ya era hora!!! Un dia voy a poner Carlos en David, Chals en Bromeig y Davis en Carlos... jajaja.. Ya sabemos ago más de tí.
Mis padres me pusieron Emma porque... les gustó, no hay más. No hay nadie más en la familia que se llame como yo, y se lo agradezco no me gusta eso de heredar los nombres de los famiiares.
Me gustó saber algo más de tu vida...Besos mios.

Isi dijo...

Qué gran historia y que gran herencia....por lo menos te quiso y además, nunca sabes de qué situaciones malas, malísimas, te puede sacar una percha de plástico...en serio.

Yo me llamo Isabel porque mis padres no se ponían de acuerdo en mi nombre y mi abuelo fue a inscribirme y dijo "pues Isabel como su madre y así nadie se enfada"...y menos mal, porque mi padre quería llamarme Dominique...ese día mi padre debió darse un gran golpe en la cabeza.

Besitos!