miércoles, 4 de noviembre de 2009

Grandes despistes


Este pasado verano, o sea que hará unos cuatro meses que Luis, Juan y Yo no íbamos a Marbella para pasa unos diez días de plena juerga.

Tomamos un taxis y llegamos a la estación de SANTS (así se llama la estación de Barcelona), eran la 10´30 y preguntamos de que anden salía el tren se las 11.10 con destino a Marbella.

Por descontado nadie lo sabia; ni el destino que tenia un tren que salía del anden nº 3, nº2, nº5 daba lo mismo el anden que fuese…no tenían ni puta idea, ni nada de nada de preguntas por el estilo.

El mozo que se hizo cargo de nuestros equipajes opinaba que teníamos que ir al anden nº2, mientras que otro mozo con el que discutió el asunto le señalo que había oído el rumor de que el tren saldría del anden numero 1.

En cuanto al jefe de estación, tenia el convencimiento de estaba formado en el anden de cercanías.

Para salir de dudas, subimos al despacho del jefe de trafico, que nos explico que acababa de hablar con una persona que le había dicho que había visto este tren formado en el anden nº 3.

Corrimos allá, pero los empleados que estaban junto al tren nos dijeron que, aquel era el expreso de Madrid, o quizás empalme con el de Marbella; pero que, no nos lo podían decir con absoluta seguridad a donde iba.

Entonces nuestro maletero dijo que debíamos encaminarnos al anden nº 9, que el conocía el tren de vista, y nos acercamos a ese anden, hablamos con el maquinista y le preguntamos si estaba a punto de salir hacia Marbella.

--La verdad es que no estoy seguro –nos respondió--, aunque creo que si. En todo caso si no soy el de las 11.10 de Marbella, tengo la casi seguridad de que seré el de las 11 horas directo Bilbao, o el expreso de las 10.45 hacia Zaragoza…Si suben al llegar saldremos de dudas—nos dijo—

Deslizamos en su mano un billete de cincuenta € y le suplicamos que fuera el de 11.10 para Marbella.

--Nadie de la compañía se enterara jamás—le dijimos. No sabrán que tren es ni a donde va. Usted conoce bien la ruta; arranque despacito y vaya a Marbella.

--Bien, caballeros…, no se, no se…--repondio aquel buen hombre--, En fin…Algún tren tiene que ir a Marbella, supongo. Iré yo. Venga esos cincuenta €.

Y así es como llegamos a Marbella.

Nos enteramos dos días después de que el tren que nos había llevado era, en realidad, el correo de Zaragoza y que se habían pasado horas y horas buscándolo en la estación de SANTS, sin que nadie supiera que se había hecho de el.

Cosas que pasan sin llegar a entenderse bien

1 comentario:

Gregorio Toribio Álvarez dijo...

¿No tuvisteis en ningún momento complejo de paquete?