lunes, 5 de octubre de 2009

El Chalet

Hoy recordaba aquella vez que entre seis compañer@s alquilamos una casa a unos tres kilómetros de la población mas cercana, incluso de la playa.

Recuerdo también que nos prometieron:
Estarán ustedes tranquilos aquí, ya que realmente la casa esta lejos de los centros mas habitados…

¿Seria por que el tiempo había refrescado? ¿O bien porque los veraneantes querían estirar la piernas?

Lo cierto es que los paseos de los clientes de hoteles…le conducen irresistiblemente hacia nuestro chalet. Por lo general llegan cansados.

…¡Aquí al menos están ustedes tranquilos!...repiten después de haber subido la ultima cuestecilla que conduce a nuestro jardín…¡¡Que paz!!---decían

Y casi sin aliento se instalan inmediatamente en las tumbonas (tres) que tenemos a nuestra disposición pidiéndonos, naturalmente, que no nos movamos.

Cuando íbamos de hotel podía dejarlos solos en el salón diciendo:
Subo a mi habitación un momento

Pero no se va uno a su habitación impunemente cuado se vive en un chalet. Hay que quedarse, puesto que ellos se quedan

¡¡¡Y decían que era un chalet de pura tranquilidad!!!

2 comentarios:

Gregorio Toribio Álvarez dijo...

¿No les pusisteis nada de comer a los pobres visitantes?

Mónica dijo...

Eso es como quien tiene una casa con piscina que en verano se le llena de "amigos" jeje

Besos