miércoles, 19 de septiembre de 2012

Bigotes...(Matias Coll)




A los siguientes días de este pasado verano, en la planta baja del Gongoking era donde fluían cantidad de conversaciones interesante, y normalmente alrededor  de una mesa redonda situada en un rincón del comedor. Cuanto mas pasaban los días y todos se sentían ya nostálgicos de los primeros días del verano y viendo llegar su fin, entonces ya se fue llamando la Mesa Redonda, y a todos nosotros como los miembros de la Mesa Redonda del Gongoking.

El Club Thanatopsis tenia, miembros oficiales pero la reunión de la planta baja nunca los tuvo. Solo era como una gran colmena, con personas que entraban y salían, comían, discutían, murmuraban, chistes, negocios y otras chirigotas. Los temas de chicas estaban excluidos por la delicadeza de no contar aventuras innecesarias a los oídos ajenos.

Matías Coll al que yo ya llamaba el bigotes, almorzaba todos los días en el Gongoking . A través de el conocí a cuatro chicas extraordinarias a las que estuve muy ligado todo el resto del verano.
Monique era la chica mas seria que he conocido en mi vida. Yo pensé que me seria imposible abordarla. Un buen día averigüe que le gustaba a Monique y su gran pasión no era ni escribir ni  la literatura, sino las piedras.

Le explique como yo solía contemplar los pedruscos. Le encanto,  y desde aquel momento nos unió una especial amistad, la compartimos durante días contemplando todas la piedras y pedruscos  posibles.

Dejando aparte mi pequeño lio con Monique, yo no tenia nada, nada absolutamente, con que compartir  a la Mesa Redonda. Si embargo, fui aceptado inmediatamente como uno de los que pertenecían a ella. En realidad, ellos no esperaban que yo hablara, solo tenia el papel de un mudo loco. La razón  principal era que yo aportaba a la mesa otra clase de talento, el único que les faltaba: la capacidad para sentarse y escuchar.

Sigo con Monique y sus pedruscos y también con la Mesa Redonda

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