Hoy comí con mi TIO

Esta tarde han venido mi Tío Florentino y mi Tía Lurdes…después de comer estuvimos recordado épocas pasadas, las cuales me han dado pie para contaros este pequeño relato que también pertenece a una parte de mi vida

Con veinte años…¡¡Hace fiuuu de tiempo!! Que empecé con humildad, como el “partir de cero” de los multimillonarios

Fue en Tenis y Golf, la revista donde empecé, dirigida por mi tío, que estaba orgulloso como amo y señor en un tétrico localito en la calle Concepción Arenal. Yo que soñaba con ser un reportero de “gran periodismo”. Cuando me encontraba en el metro, autobús u otro sitio con algún amigo o cualquier persona conocida que me preguntaba: ¿Qué esta haciendo? Comprendía que no producía el mismo efecto decir en Tenis y Golf, que decir en La Vanguardia o en el ABC.

El Tío, que veía el mundo solamente atreves de su raqueta o sus anteojos, no lo comprendía así. El tenis, para el, era un gran negocio. Y cuando había conseguido que se pusiera al teléfono el director de una gran compañía de Motos o el la cadena de las Tarjetas Visa para intentar un posible contrato publicitario en la revista, el se presentaba a si mismo diciendo:

¡Aquí Florentino, director de Tenis y Golf!...Cualquiera hubiese pensado que se trataba de una gran compañía de publicidad

El juego era su vida y el deporte su ley, Y esa ley era la que hacia reinar en su antro

Porque mi tío…”Flore” para los amigos…nunca había sentido ningún apego al trabajo, ya de joven su pasión era el tenis que acabo haciéndole trabajar un poco, siempre apasionadamente.

Mucho antes de fundar Tenis y Golf, por un brevísimo tiempo fue empleado en una agencia bancaria. No le gustaba nada aquel trabajo. La verdad es que solo iba vestido a medias, al menos los sábados. Para no perder tiempo, el sábado por la mañana llegaba a su trabajo con pantalón corto de algodón blanco y calzado con zapatillas de tenis. A partir de la cintura para arriba estaba vestido con toda normalidad, y como solo tenia que estar de pie detrás de una ventanilla, la clientela no se enteraba de nada.

Pero el director de la sucursal lo veía desde otro punto de vista, completamente distinto…le dijo que aquella forma de vestir resultaba intolerante, le notifico oficialmente que le echaría a la calle a la >, cosa que tuvo lugar al sábado siguiente