
Por lo que a mi respecta, he de confesar que siento debilidad por los desvanes. Aunque no para vivir en ellos.
Como lugares de alojamiento tienen muchos inconvenientes: por ejemplo, le obligan a uno a subir y bajar demasiados escalones, serian una tortura diaria. Además la peculiar configuración del techo hace que sea facilísimo llenarse la cabeza de chichones y muy difícil afeitarse cómodamente.
No. Para vivir, prefiero la plan principal de la casa. Pero, eso si: para pensar…y nada mas que para pensar y meditar me quedo con las buhardillas. Y es que en las alturas se encuentra cierta sublimidad. Me chifla…sentarme allí y pensar, meditar y romperme el coco de tantas maravillas que uno se imagina.
Probar algún día estas buhardillas
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