lunes, 29 de diciembre de 2008

Un día conocí al que ahora es mi gran amigo

Conocí a Jorge un fanático de la pesca y un autentico compañero, nos hicimos muy amigos. Tengo una teoría sobre los que tienen un entusiasmo alocado por la pesca. Es la misma teoría que tengo sobre los entusiastas jugadores de golf, y es que ya tienen la excusa justificada para largarse lo más lejos posible de sus casas, sobre todos los casados y con niños.

Un día Jorge me atrapo…Carlos, ya se que no te gusta pescar pero hay pesca…y pesca.

--Tienes razón -- asentí, al mismo tiempo intentaba escabullirme.

Sin embargo, Jorge es un chaval muy persuasivo y no resulta fácil escabullirse.

--Me dijo-- ¿Qué te parecería pescar una trucha tan larga como tu brazo?

--Le replique -- No me gustan las truchas. Lo que me enloquece son los solomillos con patatas fritas…y, si la camarera tiene buen aspecto también me apetece su estado civil y su número de teléfono.

Un poco molesto -- me dijo: No comprendo que no te gusten las truchas. Podrías ahumarlas y tendrías suficientes para todo el invierno.

Pensé que cuando se trata de ahumar es mejor irse a casa, llenar la chimenea a tope de leños, y que la chimenea no tire por el aire infernal que hace en el exterior…se pondrá todo lleno de humo en un periquete, y te quedaras total mente relajado, ahumado, y a la vez feliz de estar en casa calentito

Insistía cada vez que nos encontrábamos para ir de pesca…que iríamos con otros dos amigos, auténticos expertos. Que uno de la zona nos orientaría una vez allí…que dice que allí hay un gran lago que nunca se ha pescado, es un lago virgen por lo que entendí. Dijo además que el aire es como el vino. Será una experiencia inolvidable, algo que pondrás contar en tus reuniones de amigos.

La verdad es que cada vez que intento contar esta historia a mis amigos para saber su opinión del futuro viaje no lo consigo, y esto que aun no me he movido de sito

¿Sabéis? Desde el momento en que me ven venir, siempre salen corriendo.

Mi amigo Jorge seguía en sus trece--¿Qué te parece? -- insistía--, ¿Quieres venir con nosotros? Nos llevaremos de todo, licor, cerveza, bocadillos… y además, Carlos te prometo un millón de carcajadas.

De esto ya hace cuatro años. Aun me debe 999.999 carcajadas.

sábado, 27 de diciembre de 2008

La pesca y sus madrugones

Otro elemento referente a la pesca es la rígida regla de levantarse al romper el alba. Lo cual encuentro muy estupido. Si hay peces en un lago o en un rió a las cinco de la madrugada, a menos que sean pescados durante la mañana, ciertamente han de estar también allí a la cinco de la tarde. De lo contrario, ¿a dónde han ido?, ¿Cómo saben ellos cuando son las cinco de la madrugada?


Con los madrugones iba siempre dormido. No había andado aún un centenar de metros, cuando me hundí hasta las rodillas en el fango. Mis compañeros siempre tenían que sacarme de allí, el que hacia las veces de guía advertía que debíamos mirar donde pisábamos…eso es fundamental ¡¡¡tomar buena nota!!!


Cuando estas llegando a un lago, siempre te encontraras con un nuevo peligro. El guía habitual dice: aquí hay moscas ciervos. Este era un nombre muy apropiado, ya que las moscas tenían el tamaño de un pequeño ciervo. Estas tipejas, sin pensarlo ni un segundo cargaron contra nosotros como langostas dispuestas a devorar un campo de maíz. En diez minutos, mi cara adquirió el aspecto de un trozo de carne para picadillo, al igual que mis tres compañeros, el que nos guiaba no tenia ni una mosca a su alrededor, este si sabia ir de pesca ¡¡¡Coño mirarle!!!...todo el estaba embadurnado de una mierda antimoscas ciervo, y de otras raras especies


Pensarlo bien antes de ir de pesca

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Un paisaje y una flor




Alineación al centro

La Pesca

A todos nos da por hacer alguna gilipollez, y a mi me dio por apuntarme a la pesca. La pesca es un gran negocio. Leí no se donde, que la cantidad de dinero desperdiciado en este elegante pasatiempo podría enjugar la deuda nacional por un periodo de tiempo muy aceptable.

Se supone que es buena para los nervios: el arroyo con su sonido fino y continuo, la corriente que baja de las montañas y las pintorescas cascadas.

Ahora se dan cuenta de que todos hemos salido de los océanos disfrazados de ameba, una rana de una sola pata o alguna otra especie marina igual de asquerosa.

Yo comparto esta teoría. Pero no comprendo el entusiasmo tan alocado que hay por la pesca. Pero también tuve mis tiempos de pescador. Pesque en el Puerto de Barcelona con un cordel y un trozo de carne que colgaba de su extremo. Aún me estremezco de horror cuando pienso en las cosas de aspecto repulsivo que saqué del agua con aquel cebo.

He pescado en torrentes montañosos, vestido con botas altas de goma, un sombrero, cuatro jerséis y una bufanda. Esta clase de pesca no requiere ningún cebo. Basta con atar un objeto rojo y giratorio al extremo de tu sedal, cerrar los ojos y lanzar el anzuelo, procurando que no se te enganche en la parte trasera de tu pantalón…no es fácil.

Con esta primera lección ya cumplí, prepararos para más lecciones.