domingo, 6 de octubre de 2013

Todo me parece como un peligroso virus

Tras una semana de descanso de mi amiga Olga… me dedicaba, un día al tenis con Juan, otro nos íbamos a la piscina y por la tarde con tanto calor a tomar unos baños salados en la mismísima costa acantilada de los alrededores,  ya que todos los amigos volvieron de sus aventuras “sulferas”.

--- ¿Pero que diablos te pasa, Carlos? Me decían los amigos---Vas por ahí como un sonámbulo, como si estarías enfermo. Mejor será que te vayas al medico.

Les dije que me sentía muy bien, que nunca me había sentido mejor…raro, raro me dijeron. Ni siquiera sabes lo que te duele.

Entonces fue cuando supe donde me dolía. Estaba tan enamorado de Olga que no era capaz de razonar correctamente y, como sabia razón bien no me daba cuenta de lo que ella estaba tramando. Olga quería engancharme. Estaba usando artimañas de mujer, las cuales eran muchísimas. Las dulces charlas. Los comentarios sobre soledades, el matrimonio.

Iba a por mí, pero no  por mi pasta… pues voy muy escaso, y no por mi fama pues también voy escaso
Ella me quería tanto como yo a ella, de eso estaba seguro. Pero, ¡Caray! Yo no estaba preparado. Yo pensaba y hacia todo con mucha lentitud…despacio, despacio y tenia que pensar lo mil veces antes de tomar este tipo de decisión.

 De manera que Olga atacaba y yo la animaba a seguir en el tema porque no soportaba estar lejos de ella.

Yo me escabullía y ella no paraba de seguirme, no se rendía nunca y yo tampoco.

Continuare con el tema los próximos días  amigos